miércoles, 20 de febrero de 2008

PITALITO MOLDEADO Y PINTADO EN BARRITO

PITALITO MOLDEADO Y PINTADO EN BARRITO.

Desde: LUZ BEATRIZ GARCÍA AGOSTA.

Para: off@london.com, ofv@london.com, offigueroa@gmail.com

PITALITO ESCUELA MUNDIAL DEL BARRO. En un principio no había nada. Ni animales, ni plantas, ni hombres. Una absoluta soledad reinaba sobre la tierra, solo había cantidades informes de barro. La Biblia dice que el primer hombre fue hecho de éste material. Los antiguos habitantes de América desarrollaron sus culturas al mismo tiempo que construían sus casas de arcilla y cocinaban los. alimentos en ollas de barro. A ellos, a esos indígenas, que además de suplir necesidades primarias demostraron poseer conocimientos de astronomía, agronomía y arquitectura, y mucha espiritualidad, es que Cecilia Vargas rinde un homenaje con las manos.

Manos inspiradas en el deseo de reivindicar un pasado desvalorado por los herederos de las culturas indígenas que se apersonaron de costumbres externas y olvidaron la riqueza de las propias.

Su serie de Bahareques, es el resultado de un continuo y largo trabajo. Apasionada por la cultura precolombina, Cecilia Vargas no ha dudado ni un momento en dedicar años a la investigación de inmensos y extraños jeroglíficos denominados petroglifos hallados dispersos en un territorio al sur colombiano, muy cerca a uno de los santuarios arqueológicos más antiguos del continente: la cultura de San Agustín. Sobre inmensas rocas y cavados en la piedra, se hallan estos enigmáticos grabados que son testimonio de un pasado desconocido. Cecilia Vargas personalmente y con la ayuda de arcillas y pigmentos tradicionales, admiró, y estudió estos jeroglíficos y extrajo sobre papel magníficos "impresos", en los cuales se ha inspirado para ésta, su última creación artística.

Interesada siempre en el ser humano, su entorno y su pasado, Cecilia Vargas ha desarrollado un tejido surreal y mágico a través de sus Bahareques (mezcla de diferentes materiales provenientes de la naturaleza:

Barro, guadua, bejucos, pindos, paja y pigmentos naturales), y una impresionante, pragmática y sencilla visión de su mundo cosmogónico, que nos recuerda las expresiones más profundas del arte precolombino.

Por eso, sus Artesanías son una visión del pueblo colombiano. En sus pesebres María esta representada por una campesina de trenzas, con sombrero de Suaza y sentada en un tronco; San José, un campesino fuerte de ruana; y el ángel Gabriel, otro campesino con sombrero de palma de iraca que junto a un fogón, debajo de un racimo de plátanos y yucas, le ayuda a cocinar a la Virgen.

La artesanía que la hizo famosa en el mundo fue la 'chiva', ese auténtico bus intermunicipal cargado de gallinas, papas, mercado y con letreros por los costados que hablan de los sentimientos del conductor: La llevo sola, viejito pero con ganas, me 109 cito…

La Chiva con los Nobles...

La primera “chiva” de barro la hizo hace 16 años cuando se entero que esta fue el resultado del ingenio de los Colombianos. En ese entonces de los carros importados para camiones solo se traía el motor y el chasis, pero la necesidad de adecuarlos para carga, obligaron a los propietarios, que eran los de más platica del pueblo a colocarle sobre el chasis un entablado en madera, que le permitiera cargarlo (no se conocían en ese entonces en el país las laminas ni los perfiles de acero), y para cubrir la carga colocaron un toldo o lona montada sobre una cubierta a dos aguas también en listones de madera; con el tiempo se paso a una carrocería armada totalmente en madera que le permitía carga o pasajeros, o ambos, con un sistema de silletería desmontable fabricada también en madera, algodón y cuero, llegando hoy día a la sofisticación de las actuales chivas con carrocerías en madera, estructura en tubo y cubierta en madera y laminas de acero, mas nunca pensó que ese bus rústico moldeado en arcilla serviría como adorno, y menos que gustara tanto. Al ver el auge patentó el invento, "tal vez por egoísmo". Hoy, los hacen en todo el país y diferentes personas. Pero, claro está, nunca como los originales.

El Papa Juan Pablo II, el ex presidente Ronald Reagan y los reyes de España poseen varias de ellas. Un varón de la nobleza austriaca encargo una inmensa para colocarla en medio de la sala de su casa. Para llevársela pagó un pasaje extra.

El estudio que realizó sobre ella, así como las demás investigaciones que ha llevado a cabo sobre sus artesanías autóctonas son producto del raciocinio. "Estudio sin descanso por mi propia cuenta. No estoy en contra de la academia, pero el interés propio es mucho más productivo".

Los primeros juguetes que tuvo fueron de cerámica debido a que su mamá, Aura Muñoz de Vargas, era una experta ceramista. "Yo nací entre el barro y tenía que untarme". El arte siempre ha estado presente en su familia por influencia materna, los 10 hijos se desenvuelven en pintura y escultura.

Garzón (Huila) es su tierra natal, pero Pitalito la acogió desde muy niña. Aunque cambió la universidad por el matrimonio nunca dejó de interesarse por los libros.

En ocasiones le han dicho que continúe con la industria de las artesanía Bogotá. Pero no cambia tranquilidad de su pueblo nada del mundo. "El precio que uno paga por vivir en la capital es muy grande".

Su objetivo inmediato es fundar un "museo-escuela del barro" en Pitalito, al aire libre.

Desde hace diez años que adquirió el terreno y se dedicó a sembrar árboles nativos: sietecueros, palma del Quindío... El cemento, el etemit y las estructuras metálicas serán abolidas por completo. La casa se construirá en barro, arcilla, bahareque, tapia pisada, madera y vidrio.

Viajera e investigadora. Al barro, un elemento para ella muy noble, no le han dado la importancia que se merece. Si algo la saca de casillas es escuchar el término "tan barro" para referirse a cualquier situación, persona u objeto sin gracia o valor. "Y pensar que se están refiriendo a la misma tierra que nos alimenta".

Complementa el trabajo manual con la fotografía. Recorre poblados y veredas en busca de imágenes que le sirvan para sus obras. De tanto observar las estructuras de tas viviendas indígenas y de estudiar sus costumbres llegó a la conclusión de que "no valoramos la identidad cultural nuestra. En la gran mayoría de los colegios no le enseñan a los niños quiénes fueron sus antepasados. La educación es como un sofisma de distracción".

Hace una pausa y continúa: "En las facultades de arquitectura no tienen conocimiento de las construcciones indígenas. Con semejante aporte y herencia que nos dejaron, no lo aprovechamos. Entonces, como no nos conocemos a nosotros mismos, no nos podemos querer".

En el Museo del Oro en Bogotá se inauguraron hace un par de meses once módulos que muestran la realidad indígena en cada uno de los aspectos de su desarrollo. La investigación que realizó junto con un antropólogo, un sociólogo y un geólogo, duró cerca de un año. Visitaron asentamientos indígenas, leyeron decenas de libros y escarbaron en el sótano del Banco de La República cerámicas de épocas ancestrales que hace varios años están allí guardadas.

Durante un año más trabajó las maquetas en barro. "La que más me gusta es la de los tejidos. Muestra los diseños, los colores, las mantas. Y los trueques que realizaban con otras tribus para obtener sal".

El taller es su propia casa. Sentada en el escritorio, como cualquier ejecutiva, rodeada de cuadros y murales, modela las figuritas en barro. Muy entrada la tarde, cuando llegan los hijos del colegio, le dicen en broma: '¿Todavía con los indios? Mamá, cuándo te vas a civilizar??.

En la década de los sesenta la familia Vargas Muñoz se trasladó a Pitalito para acompañar á Pablo, uno de los hijos, que había sido nombrado profesor de cerámica en la población.

Al instalarse los opitas, como cariñosamente se los conoció recién llegaron, montaron un pequeño taller y vincularon ayudantes. Como una oleada, Pitalito se llenó de ceramistas: muchos aprendices se convirtieron en maestros, y ya en sus propios talleres transmitieron sus conocimientos a sus nuevos pupilos. Esta primera generación de artesanos se vio enriquecida por los hijos de la familia Vargas, que llevaban el arte en su sangre, y que al formar sus propias familias optaron por la cerámica como una forma de expresión y de vida.

En 1968 doña Aura ganó, entre 480 participantes, el primer premio en un concurso promovido por Artesanías de Colombia, y que tenía como meta elegir un objeto artesanal que sirviera de símbolo de Colombia ante el mundo.

Con una muñequita campesina que cargaba un canasto repleto de flores, y que los periodistas bautizaron La Orquidera, doña Aura Muñoz de Vargas proyectó en Colombia el nombre de Pitalito como centro de una original actividad artesanal.

Para ese momento la artesanía de Pitalito seguía ya el estilo figurativo de los Vargas, con la representación de la vida sencilla y cotidiana de la gente del Huila. Con mayor o menor originalidad en sus propuestas, los artesanos de Pitalito encontraron un lenguaje muy propio, y gracias a sus figuras las tradiciones y hechos cotidianos de la vida campesina se vieron fielmente retratados. Pitalito es uno de los municipios más prósperos del Huila, se ubica al sur del departamento. Su cabecera está localizada a los 01º 52' 03" de latitud norte y 76º 03' 23" de longitud oeste. Altura sobre el nivel del mar: 1.271 m. Temperatura media: 20,2°C. Precipitación media anual: 1.265 mm. Dista de Neiva 185 km. El área municipal es de 653 km2 y limita por el Norte con Saladoblanco y Elías, por el Este con Timaná y Acevedo, por el Sur con Palestina y el departamento del Cauca, y por el Oeste con San Agustín e Isnos. Hacen parte del municipio las inspecciones de policía de Bruselas, Chillurco, Criollo, Guacacallo y La Laguna.

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1 comentario:

Unknown dijo...

Hola,necesito la direccion en pitalito donde pueda encontrar casas para el pesebre en ceramica

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