martes, 11 de septiembre de 2007

ARQUITECTURA Y ARTE GOTICO: UN PASO BARBARO, EXAGERADO, EXTRAVAGANTE, Y PESADO DE LA MITICA CULTURA CLASICA.
Desde: http://es.wikipedia.org/wiki/Arquitectura_g%C3%B3tica Los godos fueron una tribu del este de Alemania que tuvo un importante papel en la caída del Imperio Romano de Occidente. En algunos círculos, el nombre “godo” se convirtió posteriormente en un término peyorativo: sinónimo de “bárbaro”. Durante el período del Renacimiento en Europa, la arquitectura medieval fue llamada arquitectura gótica y se la consideró bárbara y pasada de moda en comparación con las líneas refinadas de la arquitectura clásica. René Huyghe escribe en estas bellas palabras la arquitectura gótica: "Una estética pragmática edifica monumentos donde, descartadas las superficies planas, se erizan de puntas, de calados, de proyecciones, se rompen en el juego complejo de los salientes y las aberturas, donde las líneas tropiezan, se cortan, se interseccionan con aspereza, donde todas las previsiones de la inteligencia son derrotadas por el imperioso dictado de los hechos". En este contexto y aunque la arquitectura sigue sujeta a ciertas reglas básicas de geometría, los edificios se liberan del rigor racional anterior y a sus estructuras se les permite la vida y la espontaneidad. Como afirma Huyghe un edificio gótico puede entenderse como un organismo vivo que crece hacia el sol. Por otro lado esta nueva arquitectura, utiliza este empirismo ingenieril es inventar ingeniosas soluciones tectónicas para el fin de crear espacios de gran altura y colorido. La manera del siglo XIII de simbolizar la Jerusalén Celestial es mediante la creación de un grandioso espacio de luz y color. La razón de tal revolución es el cambio de la mentalidad medieval sobre el conocimiento y la verdad existente. Los siglos XII y XIII contemplan la derrota del idealismo de Platón, defendido por San Agustín, que fue la base filosófica de los siglos altomedievales. Desde estas fechas, se recupera las filosofía basada en la preeminencia de los sentidos de Aristóteles, intensamente defendido por personajes de la talla de san Alberto Magno y santo Tomás Aquino. La idea de que sólo la racionalidad humana es el único sistema de conocimiento y que las formas sensibles son sólo una apariencia engañosa de la verdad, es desplazada por la convicción de que de los sentidos son necesarios descubrir las cosas de la naturaleza, verdadera fuente de conocimiento. Como consecuencia de este cambio de mentalidad, en el campo del arte y la arquitectura, el obstinado equilibrio simétrico y la regularidad y geometrismo del románico, son desplazados. El arquitecto ya no tiene que apegarse a formas regulares para construir (círculos y cuadrados fundamentalmente) sino que se ve libre para trabajar, no como une geómetra sino como un ingeniero. Por tanto, si en el campo de las ideas se sustituye el idealismo por el naturalismo, en el campo del arte se sustituye la inteligencia abstracta por el empirismo. La arquitectura es lo que mejor define al gótico, en rigor de ella es que nace el movimiento. La arquitectura gótica nació en Francia y Normandía a mediados del siglo XII y se expandió por toda Europa durante los siglos XIII y XIV en gran parte al movimiento de la reforma cisterciense, llevado a cavo por San Bernardo, en 1112, ya que surgen en toda Europa una serie de abadías, que hace eco en las nuevas técnicas –mezcla entre el romántico y el gótico-, contribuyendo en uno de los principales medios de difusión. Es así, como a principios del siglo XIII, la arquitectura gótica dejó de ser patrimonio exclusivo de Francia para extenderse por toda Europa. Dos son los elementos esencialmente característicos de la arquitectura gótica que determinan sus variantes regionales y que afectan a a contextura general del edificio: la bóveda de crucería y el arco ojival o apuntado; afectando la primera a la estructura, y el otro, más particularmente, a las formas exteriores. La bóveda de crucería concentra los esfuerzos en un punto determinado, centralizando los empujes, lo que determina la desaparición de los muros macizos del románico, que son sustituidos por amplios ventanales con vidrieras. Los empujes son trasladados por medio de los arbotantes a los contrafuertes exteriores, que rematan en pináculos. La bóveda descansa sobre altísimos pilares, formados por un macizo central y columnas o baquetones adosados, a tenor de los nervios de la bóveda, verificándose la transición por un capitel, con temas vegetales, que paulatinamente van decreciendo en importancia hasta terminar siendo una simple faja decorativa. A este concepto dinámico de la construcción, frente a la estática románica, se le añaden las formas agudas de los arcos, en que abren puertas y ventanas; éstas, como los rosetones, con tracería, formada por motivos geométricos, entre las que se colocan las vidrieras. La complicación de estas tracerías, la aparición de nuevos tipos de arcos (conopiales, escarzanos, carpaneles) y la complicación de bóvedas, que aumentan el número de nervios, con sus consiguientes consecuencias en las demás partes del edificio, señalan las características determinantes de las diversas fases en la evolución del estilo gótico. En líneas generales pueden considerarse en la evolución de la arquitectura gótica en cuatro períodos, que presentan análogas características en los diversos países de Europa. Podemos considerar un primer período de transición, en el que se incluyen templos comenzados en estructura románica y acabados en gótico. Presentan gruesos pilares con columnas semicirculares adosadas en los frentes, y en los diagonales. Contrafuertes como sistema de contrarresto y nunca arbotantes. Al siglo XIII, pilares de núcleo cilíndrico con columnillas correspondientes una a cada nervio de la bóveda, basas y capiteles individuales con decoración vegetal éstos. Bóveda de crucería de nervios finos y molduras. Ventanascon tracerías basándose en arcos apuntados y rosetones trifoliados y cuatrifoliados. Arbotantes. En el siglo XIV comienza la subdivisión excesiva de columnillas, las bóvedas multiplican sus nervios. El arco apuntado equilátero. Se complica n las tracerías de los ventanales. El último período corresponde al siglo XV; en él la decoración domina a las líneas arquitectónicas. Es la fase barroca del estilo gótico. Aparecen y se difunden, las formas del arco de tipo conopial, carpanel y escarzano; las tracerías adoptan formas curvilíneas, con tendencia a las formas, en S; se prodigan las bóvedas estrelladas, calándose a veces suplementaria, los capiteles desaparecen o adoptan la disposición de faja decorativa. La catedral es el monumento característico de la arquitectura gótica, en la que se reúnen todas las características esenciales del estilo. Las catedrales góticas eran los monumentos más altos que se habían construido, y este hecho empezó un tipo de competencia en Europa. Su planta, en forma de cruz, es de tres o cinco naves, con crucero más corto que el de la arquitectura románica, y en la cabecera la girola o deambulatorio, en la que se abren las capillas poligonales, todas encerradas en un gran medio círculo. Son destacadas las altísimas naves laterales, las que sirven de campanario y en las que se abren los amplios ventanales. Sin embargo, a fines del siglo XVIII en el Reino Unido, la nostalgia por la arquitectura medieval llevó a la gente a fascinarse con las ruinas góticas medievales. Esta atracción estaba combinada a menudo con un interés en los romances medievales, la religión romana católica y lo sobrenatural. Los entusiastas del neogótico en el Reino Unido fueron inspirados por la extravagancia arquitectónica de Horace Walpole, y algunas veces apodados “góticos. Sin embargo fue revalorizado y exaltado en el siglo XIX por los movimientos nacionalistas y románticos europeos y en la actualidad se considera universalmente como uno de los momentos más brillante,s desde el punto de vista artístico, del mundo occidental. Aunque el gótico sucede arquitectónicamente al románico del siglo XII, lo cierto es que ambas arquitecturas responden a principios inspiradores opuestos. Como sostiene el gran experto Otto von Simson, con el gótico se produce una de las más radicales rupturas estilísticas que han conocido la arquitectura occidental.

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